Crónicas Guatemaltecas

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Lugar: Guatemala, Guatemala City

Este blog nace de una amistad que se forjó a finales de los noventa en algún antro de Salamanca. Sus autores consideran que el periodismo sigue siendo el oficio más bonito del mundo. Lourenço ha llevado esa máxima desde Asturias hasta Guatemala y Canal la practica desde Madrid. Los dos juntos te ofrecen, querido lector, otra ventana al mundo. Que la disfrutes...

lunes, enero 30, 2006

El Centro Histórico


GUATEMALA CITY.- La ciudad de Guatemala es un lugar difícil para vivir. A menudo se convierte en un medio hostil para el ciudadano. La inseguridad ciudadana hace que sea poco recomendable pasear, sobre todo después de la puesta de sol.

El Centro Histórico es lo mejor de la ciudad pese a la mala conservación de su patrimonio y el abandono al que se ve sometido. Sus edificios fueron testigos de tiempos mejores y aún hoy tras esa imagen decadente muestran orgullosos sus bellezas pasadas.

Existen iniciativas para recuperar esta parte de la ciudad. La antigua casa de estilo colonial de los Castillo, una de las familias más influyentes del país, es un ejemplo de ello. Se ha convertido en casa-museo con servicio de restaurante. Comer aquí resulta algo caro pero merece la pena.

En el centro hay varios bares interesantes de los que destacan Las Cien Puertas, EL Portal, El Granada y La Bodeguita del Centro, entre otros. En el Paraninfo Universitario se puede asistir a representaciones teatrales y el Parque Central es uno de los puntos más animados de la ciudad, sobre todo los domingos.

Paseando por el centro te sorprenderás a cada rato. No es extraño ver a un cabrero ofreciendo leche recién ordeñada en plena calle o a vendedores de piña y de remedios naturales como serpientes de cascabel o caparazones de armadillo.

Los guatemaltecos de “pisto” (dinero) prefieren las exclusivas zonas 14 y 10 para disfrutar su tiempo libre. Lugares sin ningún tipo de encanto al más puro estilo “gringo”. Algún día se darán cuenta de las maravillas de su ciudad. Esperemos que no sea demasiado tarde.

lunes, enero 16, 2006

Héroes de barrio (Primera entrega)


GUATEMALA CITY.- Mario González tiene 38 años y lleva 20 ejerciendo como bombero profesional. Se levanta a las cinco de la mañana para llegar a tiempo a su trabajo. Los doscientos euros mensuales no dan para comprar un coche y alimentar a una familia por lo que tiene que ir en bus.

Junto a cuatro de sus cinco hermanos forma parte del cuerpo de buzos y ha participado en innumerables rescates en todo tipo de aguas. Trabaja 24 horas un día sí y uno no. Los fines de semana es socorrista en la playa.

Su tiempo libre lo dedica a la familia. Su hijo de 12 años ya es bombero infantil y ha heredado la pasión del padre por el agua. Juntos van a nadar al lago de Amatittlán, el lugar donde se crió y que nunca abandonó. “Para mí el lago es parte de mi vida. Aquí nos enseñó mi padre a nadar”, comenta orgulloso.

Como bombero ha obtenido innumerables condecoraciones y reconocimientos y ha estado a punto de perder la vida en varias ocasiones. “Pero hay un Dios que todo lo ve y Él nos cuida para que podamos volver a nuestros hogares” afirma este devoto del Cristo Negro.

Cuando llega a la estación lo primero que hace es encomendarse a su patrón. Luego se dirige al dormitorio para cambiarse y revisar su equipo personal. Todo lo hace con sumo cuidado, como si de un rito se tratase. En cierta manera recuerda a un torero en el momento de enfundarse su traje de luces.

Durante 24 horas estará de servicio para atender todo tipo de emergencias. Desde un incendio, hasta un accidente de tráfico pasando por una balacera o un rescate.

Al día siguiente por la mañana regresará a casa donde le espera su familia. Después de desayunar irá al lago acompañado de su hijo para nadar. Hace años que el lago está contaminado pero a él le da igual aunque sueña con el día en que las aguas recuperen su transparencia original, igual que en su niñez.

domingo, enero 08, 2006

Mareros



GUATEMALA CITY.- Las maras (pandillas juveniles) son un fenómeno social que se extiende por toda Centroamérica y afecta sobre todo a Guatemala, Honduras y El Salvador. Su origen está en las pandillas que se gestaron en los barrios marginales de las grandes ciudades estadounidenses. Jóvenes inmigrantes excluidos y rechazados por la sociedad se unen y organizan a partir de los años setenta. Posteriormente son expulsados de los Estados Unidos y mandados de vuelta a los países de sus padres.

Para muchos la solución es simple, “matarlos a todos”. Es decir seguir las enseñanzas del proverbio “muerto el perro se acabó la rabia”. Y, por desgracia, es la política llevada a cabo en la mayoría de ocasiones. Agrupaciones vecinales hartas de las extorsiones y las amenazas toman la justicia por su mano y ejecutan a estos jóvenes de manera salvaje. De su parte tienen la impunidad reinante en el país. Sólo una mínima parte de los crímenes son juzgados y condenados. La misma policía es responsable de cientos de asesinatos en lo que se puede convertir en una auténtica “limpieza social”.

Pero la realidad es siempre más compleja y el asesinato selectivo no acabará con el problema sino que lo agravará aún más. Por supuesto que no le podemos explicar a las víctimas de los pandilleros que la verdadera culpable es la sociedad, la injusticia reinante y las desigualdades existentes en un país donde más del 60% vive bajo los umbrales de la pobreza.

La manera de actuar de las maras es la siguiente: Operan por sectores, normalmente en los barrios obreros y en las colonias más pobres de la ciudad. Se dedican a cobrar el “impuesto revolucionario” a los comerciantes y particulares del barrio. Si no pagan acaban con ellos. La droga siempre anda rondando y el tráfico de estupefacientes es otra de sus fuentes de ingresos. Suele existir un cabecilla y una rígida jerarquía dentro del grupo. Para entrar se debe pasar por una serie de ritos iniciáticos que suelen consistir en el asesinato de alguna persona. De esta manera demostrarán que están preparados. La mayoría comienza a una edad muy temprana, a los trece o catorce años e incluso antes. Casi siempre actúan bajo la influencia de las drogas que le dan el valor necesario para cometer los crímenes más atroces. Pero ¿qué es lo que impulsa a estos jóvenes a ingresar en estas organizaciones criminales y a empuñar un arma?

Muchas veces es la única manera que tienen de salir adelante, de verse reconocidos, de sentirse integrados o pertenecer a algo. La mayoría proceden de hogares rotos, de familias marginadas. No temen a la muerte porque saben que tarde o temprano se enfrentarán a ella y viven al límite. Muchos no llegarán siquiera a cumplir los veinte.

Mientras no se tomen las medidas necesarias para acortar la brecha que separa a los ricos de los pobres, mientras no se solucionen las injusticias sociales y se instaure un verdadero Estado de Derecho, la lucha continuará en las calles y las únicas víctimas serán, como siempre, los más desfavorecidos.

Las cifras de violencia son espeluznantes, casi 5000 asesinatos en el 2005, y por supuesto no son las clases más altas del país las más afectadas. Ellos no viajan en bus, ni caminan por calles conflictivas. Viven en zonas fuertemente custodiadas y vigiladas y son testigos de la violencia a través de los medios de comunicación. Por lo tanto, ¿a quién le va a interesar atajar los verdaderos problemas? Dejemos que se sigan matando entre ellos, que continúe la guerra y así se mantendrán ocupados y distraídos mientras todo permanece igual.

miércoles, enero 04, 2006

La tierra tiembla


SANGRE de CRISTO.- Guatemala se encuentra en una zona de gran actividad sísmica y vulcanológica. El pasado 27 de diciembre el volcán de Fuego, uno de los tres que permanecen en actividad en el país, comenzó a rugir de nuevo. El CONRED (Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres) dio la voz de alarma y estableció dispositivos de alerta para una posible evacuación de las aldeas de las laderas.

Sangre de Cristo es la población más cercana al cráter y por lo tanto la que corría más peligro. A las seis de la mañana comenzaron las primeras explosiones que continuaron a lo largo del día en intervalos de media hora. El sonido desde la aldea era impresionante, parecido al producido en una tormenta de truenos. La población estaba tranquila debido a lo común del hecho. Esto se repite una vez cada tres o cuatro meses más o menos.

El día 3 de enero se produjo el primer sismo del año. A las seis y media de la mañana la tierra comenzó a temblar durante cuatro segundos. Se había producido un seísmo de 4.5 grados en la escala Richter. El epicentro se localizó a 140 km de la capital frente a las costas de El Salvador. Fue el primero que se sintió pero en los tres primeros días del año ya se han registrado en las oficinas del INSIVUMEH (Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología) 36 temblores.

Durante el 2005 hubo 40 seísmos perceptibles por la población y 1700 registrados por el sismógrafo del citado organismo. Según Eddy Sánchez, director del Instituto, esta actividad es totalmente normal en el país y no hay que preocuparse demasiado. Eso sí, hay que estar preparado y saber cómo actuar en todo momento.

martes, enero 03, 2006

Trágica Navidad


GUATEMALA CITY.- Los datos proporcionados el día 26 por el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Edwin Sperisen (en la foto), son más que alarmantes. Entre la noche del 24 y del 25 murieron en Guatemala de forma violenta 42 personas. Esto implica casi una persona por hora.

Lo más grave es que los asesinatos se produjeron en riñas o peleas entre ciudadanos de a pie y no en robos o asaltos. Según informó el director de la PNC la mayoría actuaron bajo la influencia del alcohol. Siendo éste, siempre según Sperisen, el “culpable” de tanta muerte. Al parecer el hecho de que la gente vaya armada no es el principal detonante.

Es lógico pensar que una persona armada pueda disparar a alguien en cualquier momento. Si esa persona consume alcohol en exceso las probabilidades se multiplican. Imagínense una discusión entre dos individuos borrachos y armados. Sí, algo parecido al mundo del “Salvaje Oeste” pero sin actores de Hollywood sino con gente real.

De las 42 muertes 30 se produjeron con arma de fuego. En el resto de asesinatos el arma homicida es clasificada como “blanca”. Es decir, cuchillos, navajas o, por lo general, machetes. Quizás si se prohibiese de una vez el uso de armas de fuego se reducirían esas cifras de forma significativa.

Además en Navidad se producen muchas muertes y accidentes como consecuencia del uso desmesurado de juegos pirotécnicos. Si algo distingue las Navidades guatemaltecas de las de cualquier otro lugar donde se celebren estas fiestas es el uso de estos artificios. La madrugada del 24 al 25 entre las doce y las dos Guatemala huele a pólvora. Pero esta es otra historia que trataremos en otra ocasión.