A orillas del Caribe

LIVINGSTONE.- Al atardecer el viento comienza a soplar con fuerza y el cielo se cubre de nubes que descargarán su lluvia de forma violenta durante la noche. Por la mañana una limpia y cálida luz inundará las calles aún mojadas. Es el comienzo de un nuevo día en Livingstone, un pequeño pueblo de 6.000 habitantes a orillas del Caribe.

Nada especial acontecerá este día. A las siete de la mañana comienza el ajetreo en el pequeño embarcadero donde lugareños y extraños esperan la lancha que los llevará a sus destinos. Y es que Livingstone está comunicada con el resto del país sólo por agua. A través del río Dulce se llega a la población de mismo nombre donde comienza el lago de Izabal, a unos 30 km. La travesía sorprenderá al viajero por la sobrecogedora belleza de la naturaleza. Frondosos bosques tropicales que albergan numerosa fauna salvaje.

Por mar se puede llegar, en dirección sureste, a Puerto Barrios, la única ciudad del caribe guatemalteco. Hacia el norte está Belice. A lo largo de la costa y en dirección a la ex - colonia inglesa encontramos bonitas playas y escenarios naturales como Siete Altares, un conjunto de pozas muy visitadas por los turistas.

La calle principal une el embarcadero, situado en el río, con la orilla del mar atravesando todo el pueblo. A uno y otro lado de esta vía se encuentran la mayoría de hoteles y establecimientos.

Es el lugar ideal para relajarse y olvidarse del resto del mundo por unos días. Pero no esperemos un lugar idílico a orillas del mar con una hermosa playa de arenas blancas. Livingstone es otra cosa y en ello radica su encanto.