Posturas Absurdas

GUATEMALA CITY.- En Diciembre del 2005 se rechazó la denominada Ley de Planificación Familiar que daría acceso universal y equitativo a servicios de planificación familiar. Para ello el Estado promovería la distribución de anticonceptivos y garantizaría la educación sexual obligatoria. En su rechazo jugó un gran papel la Iglesia Católica mediante presiones al Gobierno.

Guatemala es uno de los países del mundo con mayor índice de natalidad, el 50% de la población tiene menos de quince años. Para comprobarlo sólo hace falta abrir los ojos y observar la cantidad de niños que hay por todas partes. Esto sería maravilloso, si todos tuvieran acceso a cosas tan básicas como la salud o la educación. Pero en el país centroamericano, según informes de Naciones Unidas y el Banco Mundial, el 57% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. El 31% de la población mayor de 15 años es analfabeta. La desnutrición crónica es del 49,3% y la tasa de mortalidad materna es de 153 por cada 100.000 nacidos.

En el caso de la población india, es decir el 60% de la población total, las cifras son más alarmantes. El 71,9% es pobre; el 48% es analfabeta, la desnutrición crónica afecta al 69,5% y la mortalidad materna es de 211 por 100.000.

Con estos datos resulta difícil entender el por qué esa oposición a una ley que vendría a mejorar la calidad de vida de todos los guatemaltecos. El pilar principal de la ley era la educación sexual. La ignorancia en temas tales como el SIDA o los métodos anticonceptivos es total en una gran parte de la población.

El papel de la Iglesia Católica en Latinoamérica siempre ha estado ligada al compromiso social por lo que la postura tomada en este caso es difícil de entender al igual que su oposición al uso del preservativo en el continente africano donde el SIDA azota a la población.