Violencia contra las mujeres
GUATEMALA CITY.- El domingo día 20 salía publicado un reportaje en EL PAIS que trataba sobre este tema en Guatemala. Sinceramente cuando lo leí me pareció algo oportunista. No me parece que sea momento de distinguir entre sexos a la hora de hacer un recuento de los muertos. Desde hace unos años los medios españoles bombardean con lo que se ha denominado “violencia de género” haciendo creer que es el mayor problema al que se enfrenta la sociedad española. No, por supuesto que es algo gravísimo y que se debe atajar de una vez por todas. Pero no es menos cierto que en las carreteras españolas mueren cada semana más de 40 personas y sin embargo se fomenta la compra de vehículos cada vez más potentes y se otorgan “prestigiosos” premios a tipos que conducen a 300 km por hora consumiendo desorbitadas cantidades de combustible.
En Guatemala 565 mujeres han sido asesinadas, pero también 5.000 hombres. El problema aquí es la violencia en sí y no si son hombres o mujeres los que fallecen. En la última semana han muerto dos niñas de 4 y 5 años, aquí sí deberíamos hacer una distinción porque se trata de menores. No tengo los datos exactos de cuantos niños y niñas (da igual el sexo) han muerto durante el presente año, pero las cifras no son lo más importante y seguro que nos asustarían. 5.000 es un número demasiado grande para tratarse de muertos de forma violenta.
Lo importante son las causas de tanta violencia y la manera de poner fin a tantas muertes. Lo más fácil es echar la culpa a las maras (pandillas) de toda la violencia. Seguro que son los mareros los que más muertes causan pero ¿por qué un joven de 16 años acaba empuñando un arma? ¿No serán la exlusión social, la falta de oportunidades o la extrema pobreza las verdaderas culpables de tanta sangre? Quizás sean lo políticos y los gobernantes más culpables que esos jóvenes a los que la sociedad les ha dado la espalda.
Quizás no sea el momento de distinguir entre sexos a la hora de contar víctimas. Quizás, si el Norte fuera el Sur -como dice la canción del guatemalteco Ricardo Arjona- nos preocuparíamos de otras cosas y no del sexo de los muertos.
En Guatemala 565 mujeres han sido asesinadas, pero también 5.000 hombres. El problema aquí es la violencia en sí y no si son hombres o mujeres los que fallecen. En la última semana han muerto dos niñas de 4 y 5 años, aquí sí deberíamos hacer una distinción porque se trata de menores. No tengo los datos exactos de cuantos niños y niñas (da igual el sexo) han muerto durante el presente año, pero las cifras no son lo más importante y seguro que nos asustarían. 5.000 es un número demasiado grande para tratarse de muertos de forma violenta.
Lo importante son las causas de tanta violencia y la manera de poner fin a tantas muertes. Lo más fácil es echar la culpa a las maras (pandillas) de toda la violencia. Seguro que son los mareros los que más muertes causan pero ¿por qué un joven de 16 años acaba empuñando un arma? ¿No serán la exlusión social, la falta de oportunidades o la extrema pobreza las verdaderas culpables de tanta sangre? Quizás sean lo políticos y los gobernantes más culpables que esos jóvenes a los que la sociedad les ha dado la espalda.
Quizás no sea el momento de distinguir entre sexos a la hora de contar víctimas. Quizás, si el Norte fuera el Sur -como dice la canción del guatemalteco Ricardo Arjona- nos preocuparíamos de otras cosas y no del sexo de los muertos.
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